Las intervenciones de próstata, también conocidas como cirugías prostáticas, son unas intervenciones quirúrgica que se realizan para extraer parte o la totalidad de la glándula prostática, por lo general cuando el paciente sufre cáncer de próstata o hiperplasia benigna de próstata. 

Y aunque la técnica puede provocar que el paciente sufra a posteriori episodios de incontinencia, no solo depende de la cirugía, sino que los condicionantes de la misma próstata pueden producir o aumentar el riesgo de esa incontinencia. 

Cuáles son los condicionantes de la próstata 

Aunque tengan el mismo volumen, no todas las próstatas son iguales. Cada próstata crece de una forma errática y dismórfica, por eso siempre van a ser diferentes de uno a otro paciente. 

En función de la forma que adquiera la próstata, la localización en la que está creciendo y la técnica que se vaya a utilizar habrá mayor o menor riesgo de incontinencia. Lo importante de entrada es siempre individualizar cada tratamiento para la próstata dependiendo de las características del paciente. 

Por ejemplo, una cirugía de una próstata pequeña no implica los mismos factores que si hablásemos de una grande porque las complicaciones aumentan conforme aumenta la envergadura de las intervenciones. De hecho, existen pequeñas cirugías que se realizan con cirugía mayor ambulatoria solventando problemas y minimizando los riesgos. 

Cómo influye el crecimiento prostático en la incontinencia 

En función del crecimiento prostático y cómo se haya desarrollado puede afectar más cercanamente al esfínter urinario y si eso sucede, puede producir más incontinencia urinaria de esfuerzo. 

En otras ocasiones es la propia próstata la que produce una lesión en la vejiga a través de la fuerza que ha ejercido. En ese caso, la vejiga había sustituido sus fibras musculares por fibras de colágeno, con lo que tendrá mucha menos capacidad para albergar la cantidad de orina que aceptaba antes. Lo más probable en estos casos es que se produzca lo que se conoce como vejiga hiperactiva, una enfermedad que provoca necesidad de orinar cada vez más frecuentes, que después de la cirugía, podría incluso llegar a perder orina. 

Se trata de enfermedades con un mismo síntoma – la incontinencia urinaria- pero diferentes orígenes. No solamente es la próstata, no solamente es la técnica quirúrgica que utilices, sino también las condiciones previas de la vejiga que es al final el motor con el que vas a orinar. 

¿Se puede evitar la incontinencia urinaria tras la operación de próstata?

Mediante la adecuación de la técnica quirúrgica es posible evitar la aparición de episodios de incontinencia  tras la operación. Eso implica que el cirujano sea especialmente cuidadoso para no lesionar el esfínter y prevenir al menos la incontinencia de esfuerzo en la mayor medida posible. 

No obstante, en muchas ocasiones después de la cirugía es probable que el paciente pierda un poco de orina al realizar ciertos esfuerzos o movimientos, pero gracias a los ejercicios de Kegel en la mujer, los de rehabilitación o tratamiento como la máquina Emsella, van a minimizar esa incontinencia, incluso llegar a hacerla desaparecer en un corto lapso de tiempo. 

Hay casos en los que tras la cirugía aparecen episodios de incontinencia más importantes e incapaces de solventar con estos tratamientos. En esos casos la mejor solución es optar por esfínteres artificiales o mayas que se colocan en la zona de la base de la próstata para contener, hacer presión  y que no se escape la orina. Esto sería en los casos más severos, aunque afortunadamente son muy poco frecuentes. 

Los pacientes que como consecuencia de la operación van a sufrir de vejiga hiperactiva pueden optar por la neuromodulación del tibial posterior en la cual, a través de una pequeña máquina se envían estímulos a través de los nervios para normalizar el comportamiento de la vejiga. Otra opción muy frecuente, sobre todo en pacientes que no responden al anterior tratamiento, es la inyección de toxina botulínica en las paredes de la vejiga, lo cual provoca que su relajación y evita que la persona tenga que acudir a orinar con tanta frecuencia. 

La tecnología quirúrgica reduce el riesgo de incontinencia 

Existen múltiples técnicas para abordar las intervenciones quirúrgicas de próstata. De hecho, se trata de una carrera en la que las evoluciones están a la orden del día. 

En la actualidad, la tecnología más novedosa es Aquablation (Hidroablación robótica de la próstata) a través de la cual se introduce una sonda por la uretra y se reconstruye la próstata dimensional y ecográficamente. En este proceso es precisamente la propia máquina la que decide cómo tiene que pulverizar la próstata mediante la cirugía robótica. 

Esta técnica reduce el tiempo de las intervenciones de forma drástica. Normalmente una cirugía prostática puede durar una hora o dos, mediante la aplicación de la tecnología Aquablation, la operación se realiza en cinco minutos. Estamos hablando de una técnica muy rápida, prácticamente sin tiempo de ingreso y con muy buenos resultados en la que el profesional diseña a medida en función de la morfología de la próstata cómo quiere que se pulverice, reduciendo al mínimo los efectos secundarios a nivel disfuncionales y de incontinencia.